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Foto del escritorAlex Pura Vida

Una cuarentena para quedarse

Actualizado: 11 ago 2020

Y de pronto nos tenemos que encerrar y reducir significativamente la dinámica de vida a la que nos habíamos acostumbrado, aunque probablemente en este caso sea más preciso usar el término mal acostumbrado.

Toda una experiencia global esta cuarenta. Un suceso que ha tenido que vivir la mayor parte del mundo sin importar raza, sexo, religión, política y poder económico.

Aparte de la delicada situación de salud en muchas personas, del paro económico global, de la responsabilidad moral de quedarte en casa y de usar tapabocas en espacios públicos, de la incertidumbre que genera no poder planear a futuro y de tantas teorías conspiracionistas, que solo generan mayor ruido mental y temor; qué nos está enseñando individual y colectivamente esta cuarentena?


A nivel humanidad, me parece que hemos logrado un alto nivel de productividad y dinamismo, llevando al motor de producción, desarrollo y consumo a la franja roja que toda máquina tiene y que muestra como límite en su diseño de producción. La máquina de la que hablo, es la máquina que hemos construido a nivel global como sistema humano de vida. El cual utilizamos la gran mayoría para crear y obtener los recursos básicos que sustentan nuestros días y noches en estas específicas épocas: casa, comida, salud, educación, deporte, fiesta-reuniones, viajes, ropa, automóviles, juguetes, arte, entretenimiento, etc, etc. Gracias a tales avances tecnológicos, tenemos la oportunidad de hacer cuanta cosa podamos imaginar dentro y fuera de esta tierra y para ello necesitamos generar-producir cierto nivel de ingreso económico que sustente todos nuestros gustos y consumos.


Me gusta comparar la situación global humana con la analogía del caballo corriendo desbocado sin rumbo ni fin, simplemente corriendo lo más rápido que puede y siempre para delante, ya que como dicen por ahí y en muchos lados, "para atrás ni para agarrar vuelo; siempre para delante".

Como caballos de carreras con la vista a los lados tapada de manera que solo se pueda ver hacia adelante y en la linea de tu carril.

Hacia donde vamos corriendo con tanta velocidad y ansiedad?

Hacia donde nos quiere llevar el jinete de este sistema, que no nos quiere dejar ver hacia los lados, arriba, abajo y atrás?

Solo para delante y lo más rápido que se pueda..

Bueno, en algún momento de esta carrera, algún músculo y/o articulación de este caballo de Troya construido y formado por la humanidad, tendría que cansarse, falsearse y acalambrarse y cuando ello sucede, al suelo se viene y por supuesto que de dicha fuerza y velocidad con la que se andaba, alguna lesión se generará. En este caso, la lesión nos ha pedido un buen tiempo de reposo y recuperación.

Estoy seguro, que la mayoría de nosotros hemos pasado por alguna o varias lesiones en la carrera de nuestra vida. Estoy seguro, todos sabemos lo que significa caer y lastimarnos, rompernos inclusive, si no es físicamente, es emocionalmente, pero la realidad es que es parte del diseño natural de esta vida, el caernos y rompernos para iniciar el proceso de sanación y recuperación. Dichos procesos de sanación, reseteo, recuperación y de vuelta a la pista, a veces toman años. Hay accidentes tan fuertes que inclusive dejan al cuerpo no funcional y otros accidentes que son fatales.


Un hecho de la realidad que estamos viviendo en estas épocas de pandemia, es la limitación de nuestras actividades y movimientos comunes. La limitación controlada por parte de nuestros respectivos gobiernos y de un sistema de salud global.

Limitación que nos ha llevado a vivir toda una experiencia de encierro en nuestras propias casas por más tiempo del que habíamos imaginado que podríamos estar dentro de una casa. Algunos solos, otros acompañados, otros en familia, otros inclusive encerrados en barcos tipo crucero, anclados lejos de algún puerto, en donde no se les permite ni siquiera salir de sus pequeños camarotes que pueden ser un poco más grandes que un closet.

Esta situación de encierro, nos ha costado tanto trabajo interior con el objetivo y esperanza de sobrevivir el momento. Ataques de estrés, ansiedad, agresividad, ira, etc, han brotado por doquier.

El primer mes de encierro fue el más complejo en este sentido, el cuerpo y la mente patalearon ante una hazaña tan grande y desconocida por tantos; quedarte quieto, en calma, sin movimiento. Casi al estilo monje tibetano, enclaustrado en su monasterio, sentado, rezando gran parte del dia por un mundo mejor y comiendo lentejas con arroz. Recuerdo bien las palabras de mi padre cuando era un niño y contaba con esa energía inagotable que un niño de 7 años tiene; “mijo, ve aprendiendo de una vez a estarte bien quieto”, frunciendo el ceño y viéndome directo a la pupila del ojo, señal de que era en serio su necesidad de tranquilidad y no movimiento en ese preciso momento.


Varios han aprovechado este momento creativamente y lograron crear con sus hijos un castillo fantástico dentro de sus casas, lleno de juegos, animales y diversiones al puro estilo Jumangi. Otros crearon una zona de camping extendido dentro de sus salas con vistas imaginarias a las montañas nevadas de su preferencia, otros han creado una serie de videos altamente divertidos dada su casera creatividad y manualidad.

Todo está en el pensamiento e imaginación. La imaginación en acción, es pura creación.



Otros tantos se han tomado el tiempo para recordar como se cocinaba en el pasado.

Hemos tenido que cocinarnos y comer en casa todo este tiempo de encierro. Record mundial! dos meses sin salir a comer a la calle, hazaña inaudita para tantos, en estas épocas de prisas y facilidades. Algunos inclusive tuvieron que buscar en algún rincón de sus closets, lleno de telarañas, las antiguas notas con las recetas de la abuela. Tanta gente que no se cocinaba en casa dado el ritmo de vida express, urbano. Vaya, como he disfrutado explorar y aprender más recetas en la simple cocina de la casa que nos ha acogido en esta cuarentena.

Otros tantos, han tenido oportunidad de continuar con sus disciplinas y pasatiempos deportivos, aunque con limitaciones de tiempo y lugar aunque para muchos otros no ha habido posibilidad de salir de sus casas. Ha dependido en gran medida de la situación de cada país y su entendimiento cultural hacia lo que hacer deporte significa para el cuerpo. Generar salud, generar vida.

He visto algunos videos de gente ejercitándose en su pequeño estudio diariamente, ciclistas en las terrazas de su casa o entrenadores físicos dando clases en la azotea del edificio para todos los vecinos que desde sus terrazas siguen al entrenador en estos lugares urbanos-conglomerados llamados condominios.

También hay gente que ha optado por no hacer nada. Gente que ha trabajado tanto tiempo de su vida a máxima potencia y de pronto, desempleada por 1,2 ó 3 meses. Vaya vacación expandida dentro de tu casa..

Lo que si no puedo ni quiero imaginar, es a todos aquellos que viven en auténticos “chiqueros”, palabra que significa: establo para puercos, pero en este caso, establo para humanos. No imagino cómo han podido sobrevivir este encierro en una casa sucia, desordenada, llena de basura, ropa sucia, platos sucios, etc, etc.. Ahí si, ni mi imaginación quiere entrar.

De nueva cuenta y regresando a la idea, se que el primer mes fue el más complicado para la mayoría de nosotros, puesto que usando como ejemplo el funcionamiento de un proceso de desintoxicación; en los primeros días, el cuerpo y la mente van a solicitar los niveles normales de los químicos que introducimos al cuerpo. Sabemos bien que al final, toda materia se reduce a elementos químicos, por lo que en este sentido, me refiero a químicos como cualquier sustancia que decidimos introducir a nuestro cuerpo: tacos, tortas, carnitas, coca cola, superalimentos, cigarro, café, ensalada, aderezo, vino, cerveza, comida saludable, comida no saludable, drogas-medicinas (como la aspirina que por ejemplo es parte de la dieta diaria de tantos seres), frutas, dulces, etc.

Al final todos estos compuestos alimenticios, se desintegran en elementos químicos y el sistema celular de un cuerpo humano es tan flexible y moldeable que se ajusta a los niveles de químicos introducidos en nuestra dieta diaria. Si le damos 2 tazas de café al cuerpo por día, el sistema celular simple y biológicamente se acostumbra a recibir ese nivel de cafeína por día y por ello a requerir dicha dosis diaria. Así funciona básicamente el cuerpo en cuanto a lo que ingerimos, por ello tan difícil para tantas personas remover vicios, relaciones emocionales y/o comida degenerativa, intoxicante. Porque hemos tatuado a las células con dichos elementos químicos, que en estas épocas son en su mayoría sintéticos y por ende el sistema celular se adapta a tales niveles de cualquier elemento que hemos consumido constantemente y en tantos casos, inconscientemente; convirtiendo en todo un éxodo la intención y necesidad de limpiar a nuestro cuerpo de aquello que sabemos nos está dañando. Al principio en una desintoxicación el cuerpo va a solicitar y gritar por los niveles de químicos normales. Requiere un enfoque total trascender dicho momentum.

Y después de sobrevivir el primer mes de cuarentena, nuestro cuerpo y mente se empiezan a relajar, al igual que en una desintoxicación. Los esquemas mentales conocidos se empiezan a cuartear y algunos a romper. Poco a poco nos empezamos a rendir a la calma, a la expansión del tiempo, a la comida hecha en casa, al ejercicio (con tiempos y espacios limitados) y a la convivencia 24/7 con los seres con quienes nos tocó y decidimos vivir estos momentos. Las células bajan sus niveles de químicos tóxicos y se genera espacio para llenarlo con otro tipo de químicos más saludables y nutritivos o en su defecto con puro oxígeno. Hasta llegar al punto de rendirte por completo ante el austero presente, su ritmo lento y pausado y con esta rendición; le damos oportunidad de revelar su abundancia oculta, el espejismo se empieza a esfumar y empezamos a poder ver con más claridad.

Dentro de este encierro y todo el tiempo que hemos tenido para pensar y observar, probablemente, poco a poco nos empezamos a dar cuenta lo mucho que hemos realizado y creado a nivel global, lo mucho que hemos trabajado ya individualmente y colectivamente y probablemente poco a poco nos damos cuenta de que ya tenemos todo entre todos.

Cuál es la razón de seguir creando y consumiendo más indiviualmente?

Posible respuesta: Llegar a la punta de la pirámide que requiere de un gran esfuerzo individual por la consecuente unión matrimonial con el sistema capitalista de vida? Sobresalir de las masas? Mostrar al mundo y al entorno lo único y exitosos que podemos ser? ó simplemente sobrevivir y adaptarte al sistema de vida que nos tocó por venir en estas épocas?

Por ejemplo; si me reúno con mis mejores amigos y ponemos en una mesa a disposición todo lo que poseemos, me doy cuenta que ya tenemos todo lo que necesitamos en cuanto a infraestructura para estar protegidos, alimentados y entretenidos: casas, autos, comida, vino, juegos, ropa, artículos deportivos, herramientas, hijos, etc. Hemos generado tanta riqueza ya entre todos, que por el hecho de ir con la vista tapada como caballos de carreras, no nos habíamos percatado bien de todo lo que hemos ido coleccionando con el tiempo y arrumbando en algún rincón del garage, dejándolo ahí para empolvar. Seguimos queriendo poseer individualmente al máximo y demostrar quien ha logrado más.

Me parece que ha llegado el momento de entender que hay que bajarle a la producciòn y al consumo y subirle al compartir, aprender a conservar lo que ya tenemos, apoyarnos en conjunto para poder disfrutar de todo esto que hemos creado en nuestra historia humana, reflejado en estas épocas de hipercomunicación y avances tecnológicos.


Me pregunto, donde ha quedado la cantidad infinita de autos que hemos producido desde que se inventó? Y seguimos produciendo sin parar millones más. Computadoras, bicicletas, aviones y cualquier otro vehículo y herramienta de gran volumen y peso (barcos, aviones, tanques, camiones), juguetes y las tecnologías populares que se te ocurran como teléfonos celulares y los cables usb chinos que están diseñados para durar 2 meses aproximadamente. Cuantos aparatos electrónicos como un simple cable usb o un cargador para celular en el auto, tenemos que tirar a la basura a los 2-3 meses de haberlo comprado porque deja de funcionar. Y bueno, ni hablar del plástico y todos los recipientes de plastico que usamos en estos días para transportar nuestras necesidades de un lado al otro.

Estamos ya bien informados de el caos que estamos creando en los océanos por tal producción y consumo realmente inconsciente, pero aún seguimos viviendo como zombies flotantes, inertes sin realizar cambios radicales en nuestros esquemas y paradigmas de vida.

Tenemos ya tanto a nivel global, que inclusive en las costas más hermosas del mundo encuentras majestuosas casas desocupadas la mayor parte del año. Al igual que en las ciudades; existen tantos espacios desocupados, abandonados, sentados ahí esperando pacientemente vengan a ponerla en funcionamiento y habilitarlos. Nos cuesta tanto desprendernos de nuestro yo y mío que preferimos cerrar nuestras propiedades inclusive a otros con quienes podríamos lograr un intercambio parejo, ya que hay tantos que han logrado construir y acumular tantos bienes y productos con todo tipo de calidades. y detalles. Sin embargo en un sistema individualista que te propone y presiona llegar a la cima de la pirámide por tu propio esfuerzo, se vuelve muy complicado, compartir los logros de tu gran esfuerzo, en un inicio, con tus compañeros que a la vez son tus competidores en la carrera por llegar a la cima de la pirámide de nuestro sistema de vida.

Menos Consumo, Más Conciencia.

Tenemos ya Todo entre Todos. Compartámoslo en vez de apropiárnoslo.

Hay una simple ley energética de esta vida: entre más das, más recibes. Así de sencillo.


Y aún tanta gente tan amarrada al sistema sintético de vida que hemos creado a base de la deuda..

Sólo espero que este tiempo de quietud, reflexión y reseteo, nos enseñe lo superficial que es dicho sistema y la profundidad que hay detrás de dicho espejismo y/o debajo de dicho iceberg. Sólo espero que la gente entienda lo importante que es dejar de trabajar y dedicarle tiempo a si mismo, a su casa y familia. Que recuerden lo delicioso y cálido que significa comer un buen platillo con las recetas de la abuela a lo cual el paladar responderá con singular alegría y nostalgia, por aquellas épocas que se fueron, pero aún quedan guardadas en algún archivo del cerebro y algún cajón del ropero. Sólo espero que la gente aprenda a bajar de ritmo a su consumo y se logre una desintoxicación real a nivel celular colectivo de todos esos elementos químicos sintéticos que nos afectan a la salud y a la serenidad de la mente.

Solo espero que la enseñanza de esta cuarenta quede bien impregnada en el colectivo global y que este tiempo de quietud, reflexión y volver a las raíces, nos ayude a redefinir nuestro rumbo y ritmo para llegar a dicho punto a nivel global.


Si algo hemos aprendido es que estamos todos unidos en la tripulación de este hermoso barco llamado tierra-vida y que hay ciertas fuerzas visibles y otras invisibles controladoras de nuestro rumbo y ritmo, que nos tienen remando a punta de cuerazos sin poder ver, apreciar y disfrutar de las preciosas vistas que se manifiestan en la naturaleza de esta por demás abundante tierra.

Rezo en silencio y voto por la revolución pacífica y consciente individual para que esta cuarentena nos ayude a quitarnos el velo de los ojos y nos liberemos paso a paso de aquello que nos tiene viviendo con los ojos de la consciencia tapados, careta, bozal o lo que sea que nos limita a nuestra libertad y expansión de la consciencia.


En mi caso y el de varios otros audaces, decidimos quedarnos resguardados en un pueblo remoto ventoso y polvoriento de la costa de Baja California sur, la Ventana, en donde gracias a sus buenos vientos y montañas, se practican a fondo actividades deportivas de tabla y vela en su calmo mar de Cortez, así como aguerridas sesiones en trails profesionales para bici de motaña. En este pueblo del que te hablo, han venido a integrarse ahora mucha gente extranjera en su mayoría norteamericana de la franja californiana hacia la isla de Vancouver, en donde la gran mayoría son adultos ya retirados, altamente deportistas, quienes a sus 60, 70, 80 años, nos enseñan a vivir la vida sin estrés, con espíritu de apoyo comunitario y en práctica diaria de tus actividades deportivas en la naturaleza.

La experiencia directa, constante, disciplinada y relajada en pro de la evolución, dicen los maestros yoguis es el vehículo que nos lleva a trascender los estados estancados en los que nos encontramos en el presente. Por lo que escuchar con atención a aquellos viejos que han ya transitado y trascendido estos caminos, se vuelve una herramienta de evolución.


Tengo que ser sincero y decirles que varios de los que quedamos atrapados en el pueblo costero y ventoso donde nos tocó pasar la cuarentena, optamos por rebelarnos pasivamente y respetuosamente, escaparnos y buscar algún punto lo más alejado posible del pueblo y gente para poder kitear cuando sopló bien el viento, manteniéndonos bien alejados los unos de los otros, casi como si ni existiéramos. Tuvimos suerte en algunas ocasiones y en otras no. Los policías tratando de controlar y ejercer la señal del gobierno estatal, nos regresaron amablemente a nuestras casas en algunas ocasiones. También se que en otros poblados, no fueron tan amables. Sin embargo en el dialogo nos encontramos, reconociendo lo importante que es realizar deporte en la naturaleza en esta y todas las épocas, ya que dicha actividad genera más vida y eso es precisamente lo que se busca lograr en la batalla contra este virus y contra cualquier entidad que quiera arrebatarnos nuestra vida y libertad. Generar vida y conectarnos con aquello que lo genera.

Por lo que hemos tenido oportunidad de realizar actividades varias ya sea en el amanecer, atardecer o en su defecto en luna llena..



Daniel, un buen amigo, con un corazón tan bondadoso y chistoso, triatleta profesional quien guía las salidas a los trails para bici de montaña. Al segundo mes, optó por crear un grupo y colocar dos salidas por semana a la hora del atardecer. Hay unos trails más suaves que otros, para todo tipo de andante en bicicleta. Hay unos trails bien profesionales, los cuales requieren el equipo adecuado para reducir la posibilidad de caer y herirte fuertemente. Yo me caí un par de veces en dichos trails, ya que no contaba con la bicicleta adecuada para tal nivel de rutas. Me raspé, sangré y herí la cadera. Estuve una semana completa fuera de la cancha y tardé un mes aproximadamente para recuperarme bien de las caídas.




En la luna llena de mayo, organizó también una caminata nocturna por el trail que nos llevaría hasta lo más alto de la montaña. Salimos con el sol en el atardecer y comenzamos el ascenso por la ruta más larga que nos llevaría poco a poco hacia la punta de la montaña que ve directo al mar de Cortez y a la isla Cerralvo. Se juntó un grupo multicultural y multicanino. Tuvimos a tres mexicanos, un ruso, un gringo-ruso, un suizo-español y 4 canes multicolor. La caminata para llegar a la cima del cerro nos tomó alrededor de 2 hrs. Fuimos tan sincronizados que justo al llegar al punto máximo, la luna llena empezó a salir por el horizonte. Tomamos asiento en unas rocas, sacamos algunas frutas, galletas, spliffs y agua para compartir, mientras presenciamos la salida de aquel astro enrojecido.



Después continuamos por el trail y nos encontramos con una grata sorpresa, ya que el amigo suizo-español se había adelantado y preparado un fuego en otro spot del trail con vista increíble a la montaña, luna y mar.



Hicimos otra parada por cierto tiempo y al cabo de dicho tiempo, el grupo decidió iniciar el descenso. Mientras que Stefan (el hacedor del fuego) y un servidor, no estábamos para nada listos para descender de tan alucinante y bello lugar. Por lo que decidimos tomarnos nuestro tiempo, sacando los equipos fotográficos y capturando algunas de las vistas, bajo la específica iluminación de una luna llena de mayo.

En mi caso, lanzando varias preguntas técnicas para poder ejecutar fotos decentes en un escenario nocturno de luna llena en la cima de una montaña, escenario bastante complicado para capturar vistas con buena resolución.



Tardamos en bajar otro par de horas y ya de regreso en la playa, nos encontramos con el ruso (quien lleva tatuado en su brazo derecho un nopal muy mexicano), esperándonos sentado en la arena a un lado de su van, bien bohemio y en paz, contemplando el reflejo de la luna sobre el mar, con su incambiable compañera canina Marina. Decidí tomar un chapuzón en el mar y ahí finalizamos tan iluminado y fantástico recorrido nocturno.


Los amaneceres y atardeceres son momentos del día con una especial iluminación, cada uno es distinto, cada día es distinto, aunque con patrones similares, consecutivos, repetitivos.

Cuando vives en un lugar en donde el sol calienta bastante desde medio día hasta el atardecer, vas a optar por moverte en los momentos del día en donde el sol es menos agresivo y esto es precisamente alrededor del amanecer y el atardecer.



Normalmente en este tipo de lugares cálidos, el sol irradia tanta energía y luz cuando pasa del cenit hacia el horizonte, es decir, de las 12 pm a las 4-5 pm (depende la zona donde te ubiques), que a esta hora la gente se cubre de tal radiación. En Yucatán por ejemplo, el local, después de comer se tumba en su hamaca y espera a que el sol baje para volver a sus quereres, responsabilidades o salir a la calle. En la baja también se siente ese efecto aunque ligeramente en menor grado que Yucatán, con la diferencia de que los locales de baja no tejen hamacas.

El amanecer aquí en la baja ha sido un momento del día que hemos buscado repetir en esta cuarenta para realizar, crear y disfrutar distintas actividades compartidas con mi compañera de cuarentena.

Iniciamos con unos buenos saludos al sol, observando directo los primeros rayos de sol salir detrás de la montaña de la isla y terminando con una buena meditación, corrida y/o caminata por la playa que aporta ese sonido específico del amanecer, sonido muy sutil, profundo y tranquilo.



Yoga es un eje vital en mi vida y llevo practicándola ininterrumpidamente 10 años, con una frecuencia promedio de dos y media sesiones por semana. Al inicio practicaba con mayor intensidad, tomando clases 3, 4 veces por semana y asistiendo a retiros y demás, hasta que me enclaustré en la jungla por un par de años y se complicó bajar a puerto a tomar clases. Fué rodeado de la majestuosa y silenciosa jungla donde obtuve la inspiración para crear mi propia rutina de assanas basado en lo que conocía y lo que mi específico cuerpo necesita para alinear su chueco esqueleto derivado de la espina bífida con la que nací y que gracias a esta diminuta semi vertebra extra, la columna se mueve ligeramente hacia la izquierda, apretando nervios y sacando de su propio ángulo a las articulaciones y demás. Ocasionando en mi, rigidez y susceptibilidad a heridas musculares y/o óseas, así como otros varios efectos secundarios negativos. La espina bífida es una malformación muy común, según me comentó el doctor, ya que el 60% de la gente cuenta con algo así. Cuando era más joven mi pasión era el tennis, logré jugarlo a un nivel altamente competitivo e incluso patrocinado por un equipo en Dallas, tx. Ser tenista profesional era todo mi sueño y tenía muy buen nivel, pero la espina bífida no me lo permitió; sin embargo gracias al yoga, puedo aún practicar y evolucionar en el deporte que ha robado mi pasión, el Kiteboard.

Tuve la oportunidad de aprender de buenos maestros y de vivirlo a fondo en un pueblo costero del caribe mexicano, Puerto Morelos, donde la vida holistica, permacultural y comunal, late fuerte. De hecho, gracias al yoga me he recuperado de lesiones muy fuertes creadas en la practica y exploración del kiteboard. Gracias al yoga he podido probar el platillo con los ingredientes bien mezclados de paz, amor y armonía contigo y el entorno y el problema es que una vez que tienes la oportunidad de degustar ese platillo, tu cuerpo lo reconoce y por lo tanto lo solicita hasta llegar al punto de encontrar el verdadero balance de uno ya que la contraparte de la armonía, sigue estando ahí y parece que siempre estará ahí, como si dependieran una del otro. El caos.

Y vaya que pareciera que debemos experimentar y aprender lo que caos significa para entonces poder preferir por convicción pragmática individual-colectiva y decidir por la armonía, aunque me parece que dicho proceso de exploración y aprendizaje sobre el caos, nos ha tomado demasiado tiempo y recursos.

En ese sentido y parafraseando a los maestros yóguicos “todo se resuelve en la práctica”, lo que en términos simplificados por este humilde servidor y practicador yóguico, significa “ve al mat de yoga y ponte a darle a las assanas, guiadas por tu respiración, que entonces, ahí se te aclarará lo que necesites se aclare”.

En fin, le debo al yoga tanto que junto con el kiteboard son mis dos principales prácticas de evolución, medicina, autoterapia, mantenimiento y entretenimiento.

Por tal razón, quiero compartirles las fotos que mi compañera de cuarentena creó en una sesión yogui de amanecer, con otra amiga, instructora de kiteboard y yoga (ambas de hecho son instructoras de yoga).



En otra ocasión de amanecer, en donde el pueblo, los policías y el ruido mental aún duermen, nos reunimos con un amigo australiano y su patineta, para crear unas tomas en la escénica carretera que nos motivó a inmortalizarla con la imagen del skater en pandemia.

A las 6:30 am ya teníamos listo el café de olla para ir en auto a la parte más alta de la carretera que conecta a la Ventana con La Paz, en donde se puede apreciar todo el valle, las montañas que lo rodean y la salida del sol por encima de la isla Cerralvo e iniciamos el divertido photo shoot, del skater pacífico y rebelde en cuarentena, creando su sesión justo cuando no hay nadie a quien molestar.




También tuvimos sesiones fotográficas en el cementerio del pueblo al atardecer. Los cementerios en México tienen una tradicional profundidad, al igual que todo el proceso de la muerte. Proceso altamente venerado por las civilizaciones precolombinas..

No pasamos mucho tiempo dentro del cementerio ya que dice Jeanne que los cementerios le bajan su energía, pero, sin lugar a dudas logramos co crear imágenes y experiencias en un buen atardecer dentro de peculiar y respetado precinto del pueblo.

La imaginación en acción es creación.





Por otro lado, un juego de mesa que me llamó para llevarlo en mis viajes fué un pequeño ajedrez, hecho completamente por manos peruanas, el cual viene desde el mercado del pueblo de aguas calientes, pueblo que alberga todo el movimiento que generan las ruinas de Machupichu.

Sin intención alguna de generar expectativas intelectuales que el propio juego genera, descubrí que el ajedrez es de hecho un buen ejercicio para el cerebro, ya que una buena partida puede durar fácilmente 1.5 hrs promedio. Lo cual solicita un enfoque y procesamiento linear-geométrico mental por dicho tiempo. Además que el tablero está diseñado de manera que se encuentren dos ejercitos: el de los incas vs. los españoles, por lo que después de un par de cervezas con los compañeros de partida, empieza a tomar vida el tablero y la partida empieza a dar vueltas. Defensa, ofensa, bloqueo, ataque. En cualquier mínima distracción tu posición cambia y/o te comen a tu reina..

Bueno, pues claro que dicho tablero ha estado presente en esta cuarentena también. Inclusive hemos tenido buenos días de partida con varios contrincantes.


Quiero constar que el encierro ha sido real. Nunca en mi vida, pasé tanto tiempo en casa, además que hubo toque de queda a partir de las 10 pm aquí en el pueblo, así como filtros carreteros para evitar que la gente se mueva a otros lugares. Fuimos rebotados en un par de ocasiones, sólo por querer ir a comprar alimentos mas económicos a otros poblados aledaños.

Nos prohibieron kitear y lo acatamos lo mejor que pudimos. Perdimos varias buenas sesiones por lo mismo. Sin embargo también nos revelamos y escapamos. Entre los pocos que quedamos hubo un sentido común de hermandad y sintonía ante el hecho de no dejarnos controlar por un sistema que ni siquiera apoyamos, pero respetamos de alguna manera.


La comida no se acabó, las cervezas y cannabis, si..

El pueblo ahí si cundió en pánico!


Sin embargo, el encierro y cuarentena para mi y varios de mis compañeros que decidieron quedarse en este lugar específico de la tierra, será una época que en definitiva se extrañará. Un profundo auténtico

agradecimiento y respeto a la vida y a este lugar que nos ha acogido y encerrado dentro de sus trails en las montañas para correrlos y andarlos en bici, dentro de su agua fresca de mar para nadar y pescar, dentro de sus calles polvorientas que nos han permitido transitar libremente y pasear a los cachorros, dentro de sus pequeñas tienditas y misceláneas que nos han mantenido abastecidos básicamente, dentro de la amabilidad y tranquilidad de su gente así como dentro del extenso y agresivo ruido virtual que este virus ha generado.

Nada como vivir en la ruralidad, tranquilidad y libertad que un pueblo a orillas del mar, rodeado por bellas montañas, con un sol abrazador durante el dia que te hace resguardarte, esperando a que llegue el atardecer o el amanecer para ir de nuevo a ejercitar, respirar naturaleza, crear creatividad y generar un poco de movimiento dentro de lo estático que se ha solicitado estar.


Cada quien es dueño de su presente, la consecuencia de sus actos y de su historia. Para algunos esta situación, les ha tocado más fuerte que ha otros. A todos de alguna manera nos ha limitado y controlado nuestra libertad y salud, que para ser sincero, esto para mi es lo más preocupante de la situación. Sin embargo, cada quien es dueño de sus decisiones pasadas, presentes y futuras. Dueño de decidir donde vivir; si en una urbe, en un pueblo, en la montaña, en la costa, en el desierto, la jungla, el caribe, el norte, el sur, en un lujoso departamento o en una cueva. Dueño para alimentar, ser funcionario activo y ceder su libertad a un sistema creado por el mismo humano, no por la naturaleza. Dueño de tomar las decisiones correspondientes para independizarse cada vez más de dicho sintético sistema y conectarse en vez con el sistema original-natural de vida, con la fuente primaria de vida y felicidad: el sol, la tierra, el agua, el viento, el espíritu, el corazón y la paz mental. Toma tiempo reconocer y transformar. Pildora roja o azul?


Puro amor y fuerza a todos mis compañeros en primera fila a quienes les ha pegado más fuerte esta bomba. Aquí estamos, justo detrás suyo.


Les dejo una de esas frases que resuenan desde la profundidad:


“El Amor es el hijo de la Libertad”

Prof. Dirk Revenstorf





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1 Comment


isasie06
Jul 05, 2020

Increíble experiencia Alex! Inmejorables foros gracias por compartir!!

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